Si las conversaciones sobre celiaquía fueran un meme de whatsapp, la frase “la única medicina es seguir una dieta estricta sin gluten” te llegaría con el mensaje “reenviado muchas veces”.
Pero por el camino se dejan la coletilla imprescindible: “a través de una alimentación saludable”.
Esta obviedad es válida para todos, pero hay un motivo para recalcarlo en el caso de los celíacos. Muchos de los productos gluten free contienen más grasas saturadas, azúcar y sal que su versión con gluten. Los fabricantes sabrán por qué. Lo más probable es que si no fuera así, nadie tendría narices de comérselos 🤔
Que un producto sea sin gluten no significa que sea saludable.
Así que si sólo te guías por la etiqueta “sin gluten” en tu compra habitual, y no te fijas en los ingredientes (tipo y cantidad), tienes muchos números que tu digestólogo te dé una palmadita en la espalda, mientras tus indicadores de colesterol y azúcar están bailando el HuHa de Chimo Bayo.
Como queremos que tengáis mejor camino que él, a la hora de comprar confirmad que está “nuestro” sello barrado, y mirad también de qué está hecho. Seguro que hay alternativas más saludables.
Eso sí, recomendación personal. El caprichito que tengas, sigue pegándotelo. Y ni se te ocurra mirar los detalles. No sea que encima tengas remordimientos 😋