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Despensa sin gluten para compañeros de piso.

Si vivís como marqueses, píllate un armario sólo para ti e identifícalo con tu nombre o mote (ojo aquí, que se pueden desvelar muchos apodos que había encubiertos). Otra opción es dejar mensajes tipo “comida caducada” o “productos que reducen la libido”. Así te aseguras la ausencia de manos extrañas.

Como hay pisos de todo tipo (y no digamos, compañeros de piso…), la organización de la despensa se convierte en un reto mayor que un millenial entienda que antes se vivía sin twitch y se ligaba en persona.

Así que si eres perfil Leo Messi (por lo de la estatura…), invierte en un buen taburete y siempre quédate con el estante que esté más alto, por aquello de que si se cae algo de otro estante, tus productos se salvarán de contaminación.

En la nevera, lo mismo. Resérvate la balda de más arriba y márcala de alguna manera visible.

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El producto sin gluten se debe almacenar en los estantes más altos.

Si aun así te falta espacio en la cocina, súmate a la ola de la sostenibilidad, dona tu ropa que ya no uses y haz un hueco en tu armario para reconvertirlo en tu despensa “home made”.